No es que la muerte nos sorprenda..
de pronto en la explanada..
no es que trame paso a paso la emboscada..
en realidad convive con nosotros..
de manera imperceptible en su ce lada..
apenas tenue..
en los momentos sublimes..
calla en nuestros jolgorios..
enmudece sus labios sabiamente..
y resurge de pronto..cuando nuestro fantasma corporal
se muere..
Es su respiracion
la que sentimos,
fría piel que anuncia la mortaja...
ella es toda presencia
en el vértigo de la vida,
como los gallinazos
siempre gira obsesiva sobre nuestras cabezas..
Cuenta en silencio siempre..
los ávidos minutos de la carne...
cuando entramos al estero mudo
y sin fulgores..
corazón de un paisaje encantado,
en cuyo fondo brilla tenue,
el ultimo rayo de nuestra muriente luna..
blanco y transparente
tenue y delicado....
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