En su recorrido vital, de búsquedas, de su extendida lealtad ,al llamado de la poesía, Meira Del mar publico atraves de periódicos y catálogos pictóricos locales, revistas regionales y escenarios nacionales (Academias, Universidades), cerca de un centenar de textos en prosa, por lo general, breves, mas no por ello menos sustanciosos, muchas veces escritos bajo la presión de las circunstancias --conferencias, discursos en la recepción de Premios y condecoraciones, presentaciones de poetas y de exposiciones de artes plásticas, saludo a visitantes ilustres, autobiografía lírica-- y en los que nos muestra un tono singular característico, como la impronta indeleble de su huella personal… el tono --sobre todo en las últimas-- familiar, conversado, directo, sin excesivos adornos,que no pretende hablar como un libro cerrado, mas bien como un universo abierto, en el que bullen mas interrogantes que certezas, y para el cual cuenta, y con creces, la complicidad del lector…
La inmersión del lector, o sea del otro en la trama que nos presenta.
Pertenecientes a géneros diversos --narración poética, ensayo lírico, artículo periodístico, oratoria ocasional para ceremonias cívicas-- los textos aparecen unidos por una intención similar: su voluntad de arte, mas que la pretensión de trabajar en el marco cerrado de un determinado genero literario, hay la deliberada intensidad expresiva más que argumental, la búsqueda de imágenes memorables (sinestesias, metáforas, personificaciones), la musicalidad, la cadencia de los periodos, el uso recurrente de ciertas palabras claves, o significativas . Ni medio utilitario ni instrumento de precisión racionalizadora, lo que interesa aquí es, con frecuencia, contar una historia, de la manera como esta se presenta en un primer momento a su imaginación, o es atisbada atreves de la luz expresiva de su mirada, creando una atmósfera emocional de poesía o evocar mundos y modos de vivir pretéritos que contrastan con el árido e incierto presente. Existe allí, el interés de hablarnos de un pasado, que todavía, no esta consolidado suficientemente.
La prosa de Meira Del mar es casi contemporánea de su poesía: si sus primeros poemas (no publicados) son de 1937, las primeras prosas, emotivos ejercicios escolares, tareas de consulta de historia de la música [1], aparecen en 1940 y 1941; si su primer poemario, Alba de olvido se publica en 1942, cuando la autora y sus amigos consideran que ya posee una voz personal, el primer texto en prosa con el que la poeta se identifica, el "Discurso pronunciado en el banquete ofrecido al maestro Rafael Maya en su visita a Barranquilla", texto altamente lírico que no disimula el nerviosismo de la joven autora al saludar, en representación de su ciudad, al encumbrado escritor de "Los Nuevos" --quien con León de Greiff, Porfirio Barba Jacob, Guillermo Valencia y el grupo piedracielista conformaba el Olimpo nacional--, es de 1944, es decir, del año de Sitio del amor, su segundo libro de poemas .Hasta aquí existe aun una búsqueda, de un tono, y de un estilo propios, envuelta en la inocultable influencia de la Generación de Piedra y Cielo…sin duda una vanguardia Literaria de muchos quilates, que avanzaba en dirección de establecer su impronta en las letras nacionales y de todo nuestro Continente. Tras un tercer poemario, Verdad del sueño (1946), se da a conocer en Manizales el poema en prosa "Árboles" de 1948, en el que encontramos ya el tono y el lenguaje, el método ,un estilo propio y los temas que van a identificar su prosa,atraves de su prolífica producción poética y de prosa.
Discrepo respetuosamente, de quienes consideran que la poetisa Meira del Mar, debe considerarse como haciendo parte de Piedra y Cielo. Si bien es cierto, que existe en una innegable influencia de esta generación poética, a partir de 1.948 con su poema “ARBOLES”, se inicia una ruptura lirica y literaria, que la coloca de hecho en la misma búsqueda de la corriente literaria de la revista MITO, aparecida en 1.955, donde irrumpe la modernidad en las letras nacionales, aunque con 25 años de retraso con respecto a el mismo fenómeno en el Continente Latino Americano.
L a investigación terciaria permite constatar la innegable afinidad y búsquedas e influencias de autores que dominaron el imaginario infinito de Mito, abierto a los cielos de todas las culturas...ahí están Kafka, Joyce, Faulkner ,Virginia Woolf, Hemingway, para contribuir con su rico acerbo cultural y literario, a empujar esta corriente, que tenia como propósito ,superar el atraso cultural, y el anquilosamiento de nuestras letras nacionales, ruptura, para negar la sociedad señorial, y enterrar el Parnasianismo de sus predecesores, típico de grupos como los “nuevos” ,el Centenario”, Piedra y Cielo” y en menor proporción, los de ‘Cantico”, y los “Cuadernicolas”..
De manera que congruente ubicar a la Poetisa MEIRA DEL MAR, en la corriente de Gaitán Duran, Álvaro Mutis, Rogelio Echeverría, Eduardo Cote Lemus, y Fernando Charry Lara, quienes admiran y tienen como arquetipos universales a Luis Cernuda, Carlos Drumond, a Jorge Guillen, a Carlos Fuentes y sienten una admiración especial por Rimbaud, jean Tardien, Sartre, Era Pound, BertolBrech, Heidegger y Jorge Luis Borges entre otros.
En un principio esporádico y circunstancial, la producción en prosa de Meira Del mar se intensifica hacia 1997 y 1998, cuando la autora publica quincenalmente en El Heraldo de Barranquilla, su columna Palabras. Es allí, cuando en verdad comienza a ejercitar su brazo, como el lanzador de beisbol, poniendo a punto, sus energías creadoras, en un proceso de calentamiento regular. Esta etapa productiva coincide con un cauto cambio en su poesía iniciado en Reencuentro (1981) y consolidado en Laúd memorioso (1995) y Alguien pasa (1998), que señala el tránsito de una poesía simbolista --intemporal, incontaminada, ajena a una geografía concreta, preocupada por la pureza, en la tradición de Mariano Brull, Paul Valéry, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y Jorge Rojas: construcción de un mundo armonioso, perfecto, nacido del desorden del sentimiento y de la emoción, pero sometido al cálculo de la forma: sueños vueltos geometría verbal, juego de paralelismos y reiteraciones-- a una poesía atenta al entorno, consciente del tiempo, poblada de seres reales, sensible a los accidentes y a la cotidianeidad del reino de este mundo. Podemos decir que a partir de aquí, se establece una sana ruptura, en el desarrollo de su producción poética, ahora es una Poetisa, que canta desde el choque de los sentimientos que la estremecen, de una realidad multifacética, que hiere sus sentidos, y de la luz del mundo real y contradictorio que dilata sus pupilas…..la sociedad en cuestión..
Perfectamente escritas, ratificación de su dominio del lenguaje, las páginas en prosa de Meira poseen, en relación con su poesía, un valor especial: son compañeras de viaje de los textos en los que se concentra su labor fundamental o decisiva, los poemas. Su publicación en libro aporta claras claves y pertinentes pistas para la intelección mayor y el disfrute mucho más intenso de la obra en verso, al revelarnos las direcciones e intenciones de su poética, así como la formación intelectual de una escritora caribeña colombiana de mediados del siglo XX., testigo memorable de su Época.
LA BUSQUEDA DE UN ROSTRO
Una de las claves que nos proporcionan las prosas es la concreción, con rasgos mucho más precisos que los poemas, del personaje público y privado que está en el origen de la poesía lírica de Meira Del mar: Olga Chams Eljach, una mujer contemplativa y culta, sensible a la naturaleza (en especial al reino vegetal cuyas especies nombra con propiedad y profusión), dedicada al ejercicio cuidadoso de la inteligencia, la sensibilidad y la imaginación, que vivió en la niñez y en la adolescencia de manera reiterada la experiencia de mirar el mundo desde la ventana o el balcón, "puerto del corazón", en el que se le iban las horas leyendo el poema del paisaje, aprendiéndole rostros y modos a la ronda del tiempo --los meses de brisa o de agua, los de golondrinas o flores en el patio--, soñadora incorregible, sedienta de caminos como Sindbad, su antepasado marinero, amiga de caminar descalza bajo la lluvia y de abrirles las jaulas a los pájaros, lectora de los clásicos, y quien nunca ha olvidado, de su primer libro de lectura, las palabras iníciales que acompañaban el grabado de la lluvia: "La otra tarde, después de un día muy caluroso, estalló una tempestad"
Este contacto cotidiano con la Naturaleza, signa en gran medida, el registro que hace de ella, a su exuberancia, calidez, y mágico colorido, en las tierras del Caribe Colombiano.
Retrato de la artista adolescente y adulta que fue Olga Chams Eljach, sus prosas nos revelan sus lecturas, su formación religiosa, amistades, ideas y principios, viajes a Europa y a la riqueza espiritual e intelectual del Oriente Medio, patria de sus padres, circunstancias que, tiempo después, se incorporan de manera creadora, a los poemas ("Inmigrantes", "Cedros", "Muerte en Venecia") o sirven, al ser evocadas, como vacuna contra los terrores del insomnio.
En este viaje hacia el rescate del legado de sus ancestros, se nos presenta, como el ser humano, que busca articular ese pasado oriental de su familia, y de su cultura, con el territorio donde ha nacido, y de ese cruce y sincretismo socio-cultural,surgirá,una poderosa mezcla, que nos habla del descubrimiento de otros mundos. Mundos donde el autor mismo, se enfrenta a la odisea de su propia búsqueda infinita…el papel del individuo en la historia, el sentido o sin sentido de la vida, el compromiso con su tiempo, la afirmación como sujeto histórico atraves de la relación con los otros...
De lo anterior, Meira es plenamente consciente cuando afirma que "en cuanta poesía se ha escrito participa la vida del creador". Este hecho se evidencia al máximo en los poemas líricos, los cuales, a menudo, cifran la trayectoria del poeta por la tierra con "su grito y su silencio, su inquietud y su asombro", proyectando "un laberinto de espejos en los que se miran y huyen y tornan los seres que poblaron un día su tiempo vital, las sombras de ayer, los instantes que signaron, indelebles, su paso bajo el cielo". De similar manera, las prosas de Meira Del mar, biografía espiritual de un huésped sin sombra, Olga Chams, constituyen la constancia viva de su entrega total (sin egoísmo ni miedo, con dedicación y desvelo) a la búsqueda de la verdad del sueño, de la que hizo, en medio de las dificultades, su secreta isla, el sitio del amor esquivo, o la luz del laúd del poema…el misterio de sus poemas no escritos...aquellos que no encontraron el filo del horizonte despejado para lanzarlos a los huracanados vientos de su tiempo…por ello compartía la visión de que que la palabra..Ha de ser palabra que signifique, y a la vez que rutile…la lirica solo puede cumplir su papel, o su misión haciéndose cargo del presente, en la cantera histórica de la realidad…propuesta literaria de los amigos de Mito…
EL ROMANTICISMO DE SU POESIA.
El personaje de los poemas y las prosas de Meira es fundamentalmente un poeta romántico, asociado a la niñez, al cultivo de la mirada pura y espontánea, al encuentro integral --sensorial, sensible, imaginativo-- con la realidad, sin las gríngolas de la razón ni las máscaras de la madurez, sin componendas ni hipocresías. El Poeta, para la autora es, como el niño, un soñador incorregible, alocado, arbitrario, que descubre día a día, el mundo, y busca recuperar esa visión desnuda, sin afeites ni cosméticos, sin afán de poder o lucro o dominio, sin pragmatismos, añoranzas de la infancia: mirada que no mata el misterio ni la maravilla y procura privilegiar las razones del corazón.
Es una Poesía que deviene en gran parte Naturalista, de la primera impresión que la naturaleza causa en ella, despojada de procesos azarosos de orfebrería de las palabras.
Esta visión se apoya en un imaginario cultural prestigioso y añejo con vagas resonancias medievales, poblado de doncellas, castillos, objetos mágicos, magos, atalayas y juglares enamorados, reminiscencia remota del romanticismo, pero acendrado, afirmativo, sin arrebatos ni patetismo, que mira el mundo y la historia desde una perspectiva estética y pretende hacer de la vida una entrega cotidiana de hermosura. Los valores que Olga Chams encuentra encarnados en la vida de la escritora barranquillera Amira de la Rosa (Amira Arrieta McGregor, autora del Himno de Barranquilla) --personalidad, subjetividad, señorío, autenticidad, alteza, americanismo, dedicación insomne al ejercicio de los sueños y al quehacer de la esplendidez-- son, en gran medida, los que orientan su propia vida y se contraponen a la impersonalidad, la dureza de las pragmáticas hormigas calculadoras y ahorrativas, la bajeza, la vulgaridad, el egoísmo, la deshumanización y la crueldad. No obstante ese mundo hostil, gregario y deshumanizado estará ahí atormentándola, como aguijoneo también a los grandes poetas piedracielista…recordemos el famoso ANARKOS de el gran poeta Payanes Guillermo Valencia.
Visión del ser como autoafirmación --en la mejor estela poética de Rubén Darío, Jorge Guillén, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou--, Meira practica la fe metódica: lo suyo es creer y hacer creer en unos valores básicos fuera del odio y dentro de la justicia; a las flores del mal de Baudelaire y la duda cartesiana, opone la práctica del bien, la nobleza espiritual, la riqueza interior, la defensa de una estética que es, a su vez, vía de perfección verbal y humana, marcha ascendente hacia la plenitud vital. Aunque en esta búsqueda, presentía, que ella era más bien como una vela al viento... en los versos del gran poeta...Porfirio barba Jacob…
Hay, pues, en esta estética una honda proyección ética: la conciencia del poeta no es sólo artística, sino moral, y ética, está regida por una esencial afirmación de la vida, la alegría, la inocencia infantil, la cortesía, el respeto al otro, la libertad. Como en Gabriela Mistral, la gran poetisa Chilena, en la visión del mundo del poeta subyace una suerte de pedagogía lírica inspirada en la belleza de la naturaleza, en el sentimiento panteísta que proclama la fusión del yo con el todo; y en las virtudes cristianas (amor fraterno, bondad, compasión, sumo bien y suma belleza ética y estética), que persigue la salvaguarda de la moral, a su manera. Estética y ética que tiene en su base, la comunión desinteresada con su prójimo, la equidad social, el compromiso con los humildes y desvalidos, y la certeza en la trascendencia, mas allá de la muerte, con la cábala y el misterio del cuarto Evangelio de San Juan..Dichosos y bienaventurados aquellos que creen, aunque no hallan visto…nada...
SU MIRADA A LA POESIA
Las prosas de Meira definen, en términos que la retratan, su visión del poeta y la poesía. Meira usa el término ´poeta` en su sentido antiguo: el que predice, anuncia, vaticina, profetiza, es decir, el que ve más allá de la mirada y oye lo inaudible. Iluminado, vidente, rebelde contra toda afrenta a la dignidad humana bajo los falsos postulados de la ley y del orden, el poeta es un ser excepcional, dueño de un don que le ha sido otorgado como por milagro, el cual le permite acceder a un conocimiento profundo: la sabiduría del amor, en el pleno sentido de la palabra, del amor filiial,del amor familiar, pero también del amor desinteresado por la suerte de toda la humanidad…ella sabe que el poeta, ha de ser voz, de los que no tienen voz, y que su canto puede vibrar con la tragedia de todos los que sufren ,por motivos aparentemente diversos, y sin embargo marcados ,por la incertidumbre, de nuestra precaria Condición Humana.
Para Meira, tres escritores encarnan explícitamente este modelo: Gabriela Mistral, mujer "muerta de sed a la orilla reseca de su amor imposible", con "su habla de seda y quemadura," quien "trascendía lo simplemente humano, y se aproximaba, al talento que señala y distingue a los tocados por el fuego", un ser que no sólo supo "crear belleza, consolar con la ternura", sino también "enarbolar la bandera en favor de un mundo más armónico", emprender la "defensa de la infancia y de los desvalidos"; Kalil Gibran, "filósofo que fija normas de alteza a la conducta, místico que busca a Dios sin desdeñar la amistad del barro y de la rosa, ser en permanente enseñanza de amor y de verdad"; y Amira de la Rosa, a quien vio como uno de esos seres privilegiados que "vienen a la tierra para enseñar la lección de la belleza en términos de finura espiritual". Implícita, silenciada quizá por la forzada suspensión de la columna, quedó la vida y la obra de una narradora caribeña que ejerció gran influjo sobre los escritores hispanoamericanos de la época, Teresa de la Parra: Las memorias de Mama Blanca, su decisión de recuperar el tiempo ido, gravitan de manera fecunda sobre las prosas de Meira.
Pese a su aparente carácter privilegiado, la creación artística es, en realidad, una continua inmolación ante el altar del arte, una incesante rendición de tributos, como en el oficio de amador del amor cortés, en busca de la expresión y de la verdad. Larga lucha mítica con el Ángel (guardián insobornable, realidad invisible vuelta apariencia sensible, transparencia de la divinidad) con quien el creador sostiene un combate titánico y sin tregua, y con no pocas heridas, que exige la entrega permanente de sí mismo, a costa del goce tranquilo de la vida: el de la creación es un intrincado camino lleno de trampas, espejismos y arenas movedizas de incierto final. En esta... en esta diáspora infinita de la poetisa, sabe de que nada es firme, que el camino estará erizado de espinas, que la lluvia, el sol, y las largas noches de silencio y de asechanzas la mantendrán en vigilia, que no hay caminos expeditos para la búsqueda, que el viento cambia de dirección a cada momento, que el horizonte estará siempre delante de nosotros…sin alcanzarlo...y en ese engañoso trayecto, cada arribo es el nacimiento de un vacío, la conquista de un desierto, la ganancia de la incertidumbre infinita, porque nunca se llega a la tierra prometida: solo queda en las manos del poeta "la palabra que huye" (Rubén Darío), "la forma de su huida" (Juan Ramón Jiménez)…y sin embargo desea “seguir amando aquello que consume su ventura…sin renegar de sus sueños “como en José María Vargas Vila El paraíso entrevisto con sus fuentes y fábulas y jardines y cánticos sólo es posible contemplarlo, jamás pisarlo ni poseerlo: como la presencia próxima, tantalita, de un cuerpo amado, sin derecho al encuentro táctil y la fusión fogosa…la búsqueda infinita de una fugaz felicidad…
Pero, para el poeta, su condición de tocado por la divinidad no es suficiente: se necesita otra, muy humana, el dominio del oficio, "el consabido "métier", apoyo y sostén a lo invisible, al impulso mágico, esencia última de la obra", para cuya consecución se precisa el trabajo arduo, la insatisfacción permanente con lo logrado, y privaciones sin cuenta.
Aquí recordamos a William Faulkner…tener clara una idea, trabajar con persistencia en ella, y encontrar las mágicas palabras para expresarla...
A lo largo de sus prosas, Meira va perfilando también su concepción de la poesía que, además de senda de superación, es cotidiano bálsamo verbal, remedio para el alma, defensa del espíritu y medio de conocimiento de la realidad oculta tras las apariencias de lo visible. Ella también tenía una búsqueda acuciosa del rastro de los caballos, las huellas invisibles… que siguen nuestros indecisos pasos en el tiempo…
La obra en verso y prosa de Meira se orienta por una inquebrantable voluntad de compartir experiencias, una apertura al universo de los otros, encuentros, sueños, pensamientos, sentimientos, angustias: el mágico reencuentro con la Belleza y la Verdad. Nacida de un don, la poesía es asimismo un darse: la entrega que hace el poeta de su mundo secreto, de "la región íntima donde entrelazan sus raíces el sueño y la vida, la memoria y la sangre, la sombra y la luz que conforman el tránsito terrestre de la creatura humana". Y esta entrega ha de ser con una voz propia, personal, capaz de transformar las formas fantasmales del mundo, en hermosura --plasticidad y música sobre el silencio de la página--, en una fiesta nada común que es gozo del espíritu, placer de los sentidos, encantamiento en lo maravilloso, pero que puede también ser terrible, cuando tras ella se oculta la muerte…o la indiferencia…
Surgida a la poesía, en el periodo de la pos vanguardia, a la obra de Meira se puede aplicar lo que la autora afirma del clasicismo de la pintora Neva Lallemand: "esquiva las voces de sirena de la aventura y el ensayo riesgoso donde se pierde la propia identidad", se niega "a la pirueta innecesaria que suele llevar a la caída", y "ha insistido en su "modo" auténtico, hasta lograr el nivel de claridad que requiere todo intento de belleza. Una obra altamente diciente del dominio formal y de la capacidad de traducir y hacer visible que salva del olvido" ("Neva Lallemand o la fidelidad").
Ella sabe de que avocar el quehacer poético, es hablar a veces de fantasmas anónimos que nos acosan ,es pintar el fresco de las desgracias humanas, pero es también sacudir las telarañas de nuestro mundo interior…por eso el canto bajo, al barro de los problemas mundanos, y a veces se eleva para señalar desde la bóveda infinita la ruta de la búsqueda a tientas…en la neblina..En el corazón desolado de la noche...
Como sus poemas, la prosa de Meira intenta proyectar imágenes de la memoria, restaurar sobre la página el instante fenecido, convertir en lenguaje la conciencia de haber formado parte de la unidad del universo (cuando la casa era un templo con sus paredes de ternura), y recobrar la plenitud del paraíso perdido (cuando se era en plenitud, en el vivir armónico del tiempo sagrado de la niñez, fábula de fuentes, secreta isla bañada de sueño por todas partes).
Sin la poesía, la vida del hombre perdería gran parte de su gracia: "Si nos abandonara, iríamos por nuestra ruta como por un desierto sin orillas, una estepa de aridez infinita. Y el amor y el dolor nos punzarían más hondo, sin el suave atenuante de su mirada consoladora, sin el eco de su voz innumerable que, cual un bálsamo de seda, posee el don de restañar la herida" ("Sobre la poesía").Sin duda, la existencia del ser humano, seria mas tormentosa sin el bálsamo de la poesía...y sin embargo esta es todavía mirada con desdén o cauto recelo, por quienes no aciertan a comprender, el enorme valor de su catarsis en lo individual y en lo colectivo.
A diferencia de sus poemas, la prosa de Meira manifiesta cierto escepticismo ante el poder de la palabra, en general, pues ésta "nunca logra traducir con exactitud la realidad"; y, en particular, frente a la palabra que intenta aproximarse al hecho estético, pues "la plenitud del hecho plástico, dueño de su íntimo y singular idioma, rechaza el comentario, las palabras" o a la poesía, que "no necesita presentación ni reclamo, puesto que ella es palabra viva, que vale por sí misma". Para Meira "la poesía no es susceptible de esclarecimiento, y cuanto más se procura explicar su presencia o su vacío, tanto menos se alcanza la realidad de una respuesta. De la poesía conocemos el ser, el estar ahí, pero no las causas: en cualquier lugar donde se halle podemos reconocerla, descubrirla, presentirla. Puede asomar en unos versos, en la estrella de la tarde, en una frase oída al azar, en el son del mar o en la mirada de alguien que sigue con los ojos el vuelo de un pájaro" ("Enrique Lamas II") Es una soberbia verdad descomunal, la poesía no puede explicarse, por que en su intento simplemente se fracasa.
En la prosa, el viaje es mas directo hacia la búsqueda de la representación de la realidad o de nuestros sueños...sin embargo la prosa puede estar también revestida de una factura poética, de un vuelo cruzado de imágenes. Y metáforas, que alumbren el desnudo corazón de la noche…
EL CAMINO DE LAS ANALOGIAS...
Si el poeta, como lo veían los románticos y simbolistas europeos y los modernistas hispanoamericanos, es el instrumento musical en el que resuenan las correspondencias universales, la poesía es la traducción en palabras del lenguaje de la naturaleza, es decir, un medio de conocimiento de la realidad fundado en las analogías (afinidades y diferencias) entre el mundo exterior --material--, y el mundo interior espiritual--. Misión del poeta es entender el lenguaje de las alturas, traducir la voz del paisaje, interpretar el alma de las cosas, el mundo misterioso del silencio nocturno.
A partir de estos presupuestos que están en la base de la poesía moderna occidental, construye Meira sus prosas y sus poemas, muchos de los cuales están preocupados por iluminar el proceso creador ligado al recuerdo que con una mínima ráfaga irrumpe para perdurar. Ceremonia de decantación, de purificación alquímica, búsqueda de lo esencial, el poeta filtra el recuerdo para hallar en su cedazo lo que permanece, lo que, de acuerdo con Novalis, fundan los poetas.
Puente entre dos realidades, la natural y la del espíritu, la prosa contemplativa de Meira Del mar, para quien mirar (como para Roberto Juarroz) es contarse una historia, busca un acercamiento imaginativo al mundo, persigue el cordial encuentro con la realidad a través del tejido verbal de las analogías. Así la lluvia es "Frágil, trémula, doncella transparente que llegó cantando a la comarca de mi niñez voz de vidrio que desveló la noche hablándome de caminos y países ocultos tras el biombo fugaz del horizonte" ("La lluvia"); el Veranillo de San Juan, rapazuelo alocado ("El veranillo de San Juan"); los árboles, poetas ("Árboles"); las estaciones que llegan como naves que levan anclas y reinician un periplo pleno de caprichos y veleidades ("La otra primavera"; el inmaterial recuerdo es un bajorrelieve sepultado entre algodones de polvo al que una ráfaga refulgente revela ("Del ayer"); los libros, amigos fieles, incondicionales y siempre dispuestos, que dejaron su señal en nuestra vida, seres vivos que supieron tocarnos el corazón y nos acompañan los pasos y nos amansan la inquietud y nos vuelven deseable la soledad por el gozo de su presencia, maestros en la enseñanza, luz en la sombra, agua en la sed de claridad y de belleza ("La riqueza de los libros"). La analogía funde el mundo natural y humano cuyas correspondencias delatan la presencia de la divinidad.
LEALTADES LITERARIAS
Otra de las pautas, que nos aportan las prosas de Meira Del mar es la de sus lecturas, el panteón de sus autores, su biblioteca personal, básicamente en lengua española, coincidente, en gran medida, con la de los poetas piedracielista colombianos, la generación española del 36 (Dionisio Ridruejo, Miguel Hernández, Luis Rosales) y los poetas venezolanos de 1942 (Jean Aristeguieta, Juan Beroes, Pedro Pablo Paredes, Aquiles Nazoa, Luis Pastori). De la poesía universal, los libros y poetas canónicos: Biblia, Comedia, Homero, Shakespeare, Dostoievski, Mann, El Pájaro Azul de Maeterlinck y D'Annunzio. De la tradición hispánica: el Romancero, San Juan, Fray Luis, Garcilaso, Cervantes, Lope, Góngora, Bécquer, los Machado, Juan Ramón Jiménez y García Lorca. De la poesía hispanoamericana: Darío, Nervo, Neruda y "el cuarteto de las grandes líricas de América", Delmira Agustini, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. De la poesía colombiana: Pombo, Silva, Porfirio, Rafael Maya, Guillermo Valencia, Amira de la Rosa y Jorge Rojas…huellas que la conducían hacia su superación lirica y hacia un nuevo enfoque del quehacer poetico, hacia una sana renovación de la cultura, para entrar en la modernidad, dejando atrás los artificios de las imágenes, el barroquismo de los versos y la mera y simple musicalidad.
Los valores poéticos que aprecia Meira son el acento inconfundible, la sabiduría de las metáforas, la irisada sucesión de las imágenes, el sabio manejo de los enlaces musicales y de un idioma forjado en la fragua de la pasión, trabajo este que acometía con la precisión de un orfebre, la invención de giros y vocablos que truecan la lectura en un sorprendente acto de magia, el casticismo, la elegancia y los temas universales enraizados en el suelo natal del poeta.
Dos poemas destaca Meira Delmar de manera explícita en sus prosas, uno es el "El Cantar de los Cantares" Acerca de este texto…
Hay diversas interpretaciones sobre el orden y el género literario tomando en cuenta la alternancia de los cantos. Así, Lapide divide el libro en cinco secciones, Muntz en seis escenas, Bossuet en siete cantos... Pero hay aspectos que dan unidad:
Se trata de dos amantes separados, que se buscan ávidamente, claman su amor común, se reúnen y se ven de nuevo separados, esperando llegar, después de una prueba de que triunfa la amada, a poseerse definitivamente
Hoy constatamos que EL CANTAR DE LOS CANTARES, libro de la literatura Hebrea, atribuido a Salomón... "en términos de amor, no ha sido igualado por ningún otro, a través de los siglos, quizás porque aúna, en alta llama, el cuerpo y el alma" y "El Ruego" de Gabriela Mistral, al cual considera "el más bello canto de amor doliente".
Para un acercamiento a la profundidad y musicalidad del poema el RUEGO de Gabriela Mistral, aquí lo tenemos, para sopesar, por que era considerado como un poema de amor mistico, de inusitado vuelo, por parte de Meira del Mar.
El Ruego
Señor, tu sabes como, con encendido brío,
por los seres extraños mi palabra te invoca,
vengo ahora a pedirte por uno que era mío,
mi vaso de frescura, el panal de mi boca,
Cal de mis huesos, dulce razón de la jornada,
ORDEN DE ESTAS PROSAS
Desordenados cronológicamente, los textos no impiden el reconocimiento de un hilo conductor, las huellas de un viaje fundamentalmente interior, si bien no exento de periplos externos, suerte de bitácora de navegaciones inmóviles a bordo de la imaginación, acorde con su canto de corazón marinero. Los textos sostienen entre sí un diálogo musical de temas y variaciones, de reiteraciones y silencios que configuran una unidad. Entre los tópicos recurrentes sobresale el de la ciudad nativa de la poeta, tema central que atraviesa casi todas las prosas como una obsesión y contrasta con gran parte de la poesía de Meira, ajena a la geografía explícita (excepto en ciertos textos retóricos como los Romances de Barranquilla y Cartagena, concesiones a la poética en boga).
Espacio de cambios, la ciudad no es sólo un ámbito; encarna asimismo el tiempo que va del balcón infantil al museo virtual, de la visita vecinera y familiar a la soledad en medio de las calles multitudinarias, las salas de cine o de exposiciones, los teatros, los ancianatos y las bibliotecas, con las señales y garabatos de sus ocasionales habitantes. Frente a este tiempo desolador de la aniquilación recorren la ciudad y el libro, los actos circulares de la naturaleza, esa otra periodicidad de las lluvias y el florecimiento, las brisas y las aves migratorias que vuelven siempre a los oscuros balcones. De esta poesía contemplativa, Meira deviene en una poesía que busca los otros rostros ocultos de la ciudad, las miles de historias que se tejen día a dia,en las esquinas de manera anónima, la lucha de una ciudad que no renuncia a sus imaginarios colectivos, que se aferra a su pasado pionero y excelso de tesón por el trabajo, y la energía ciclópea para abrirse paso hacia la modernidad, recuperando su vocación industrial y comercial, propiciando su reencuentro con el rio grande la Magdalena, y con su vocación Marítima.
De los tópicos reiterados surgen, pues, los apartados de las prosas.
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS.
Afinidades electivas, se reúnen aquí textos sobre la vida y la obra de algunos poetas y artistas plásticos, admiraciones fervorosas de la autora que llegaron a convertirse en sus modelos artísticos y vitales, o escritores en ciernes atentos a su magisterio literario. Más que de estudios críticos, se trata de semblanzas agradecidas por el regalo de sus obras, expresivas de la admiración por las incidencias de sus vidas, en las que la lucha con el Ángel adquiere tintes dramáticos, trasuntos quizá de la batalla personal de la poeta, de la cuota de dolor consustancial al arte verbal: Gabriela Mistral, violada cuando niña, que durante toda su vida sublimiza en el magisterio y la defensa de los desprotegidos su imposible amor carnal, vuelto amor de tumba en "Los Sonetos de la Muerte"; el matrimonio trágico de la sensual Delmira; el fin de la jubilosa Juana de Ibarbourou, secuestrada por su "mejor poema", su hijo, brutal y bochornoso ocaso de una diosa; la violenta muerte de Lorca, presentida inútilmente por el propio poeta.
Si ver es, de alguna manera, verse, al mirar los cuadros, al comunicarnos las aventuras de su alma ante las obras pictóricas, Meira Delmar se contempla a sí misma como creadora y precisa su poética del encuentro. Conformado por prólogos a escritores amigos (la amistad es uno de los elementos clave que rigen la vida y la obra de Meira Delmar), textos para catálogos de exposiciones pictóricas, este apartado es un testimonio del acontecer cultural de Barranquilla, de sus artistas y poetas propios y visitantes, por parte de un testigo con voz propia y personalidad fuerte, digno de tenerse en consideración cuando se quiera contar la historia de la cultura de la ciudad. Simultáneamente la autora expone algunos juicios críticos de gran validez como el referido a Alejandro Obregón según el cual quien ha contemplado su obra puede tener "el convencimiento de haber vivido el Caribe. No sólo el mar, sino su entorno"…esta sentencia es aplicable también a MEIRA DEL MAR, su poesía nos habla del mar y del rio, de las aves y de la caída de la tarde, de la noche y su silencio, de la aurora de los nuevos días, pero es también testimonio del entorno del poeta, su nido vital, desde el cual nos canta y se afirma ante el mundo…
DISCURSOS
Se reúnen aquí piezas oratorias que forman parte de la vida pública de la poeta en su labor de bibliotecaria, invitada como tal a ceremonias de graduación o en celebración del Día del Idioma, así como los discursos de recepción del Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia, de la distinción del Club Rotario de Barranquilla y de ingreso a la Academia Colombiana de la Lengua, "La mujer en su viaje por la tierra", en el que a manera de una crónica registra los aportes de la mujer en la historia de la humanidad, con cierto énfasis en las poetas hispanoamericanas.
PALABRAS
Este apartado recoge reflexiones de la autora acerca de diversos tópicos --la educación, la biblioteca, los problemas de Barranquilla y los valores (el principal: el amor al prójimo, base de una vida civilizada, en medio de la belleza y la bondad humana) que han regido su comportamiento-- así como también algunas opiniones personales. Queda aquí consignada, en síntesis, la visión del mundo de la autora, impregnada por la religión católica, pero también por el panteísmo y la trascendencia sufrida de sus ancestros.
DEL AYER Y EL PASADO RECIENTE.
Exaltación de la vida familiar, semblanzas de personajes ejemplares de la vida cultural, este apartado, dominado por la añoranza de la infancia y la vieja ciudad y sus costumbres perdidas, es una elegía barranquillera (similar a la Elegía andaluza de Platero y yo) que persigue la mitificación de su paisaje, "horizonte sin límites, sin montes ni alzaduras que corten el vuelo a la mirada o a la imaginación", por su vecindad al océano, abierto, como el poema, a las rutas, y la caracterización de sus habitantes en los que la autora destaca "el talante abierto, la inclinación a entenderlo todo, la tolerancia ante las fallas ajenas, la convicción de que compartir con los demás la vida, la alegría de vivir, es una manera de encontrar la paz del alma y el júbilo explosivo" "Visión fugaz de Barranquilla").
Ejercicio doble: por un lado, recuperar la imagen pérdida de la ciudad "en el ayer inolvidable, antes de que la Patria se viese convertida en la más oscura y tenebrosa de las selvas"; por el otro, la crítica de la ciudad presente, prisionera entre enrevesadas rejas de hierro y de espaldas al río. Este retorno circular a la ciudad y su pasado, tiene el ingrediente de ser una suerte de bálsamo que restaure las heridas, por la constatación de el crecimiento caótico de la ciudad, la destorcida industrial y comercial, y la aparición de una clase política bastarda, que metía la mano en el presupuesto municipal, mientras la ciudad era estrangulada, y arrojada a su propia suerte. En la evocación se destaca el gozo de nombrar la flora (tulipán, roble, lluvias de oro, florones de mayo, trinitarias, acacias, ilang ilang, buenas tardes, albahaca, hierbabuena, toronjil, heliotropo, palmeras, llantén, sábila, áloe vera, cocoteros, nísperos, caimitos, guayabas, ciruelas, mangos, anones, guanábanos, icacos) y la fauna aérea (golondrinas, azulejos, garzas, tordillos, loros). Ciertos sitios y elementos se reiteran hasta adquirir valor simbólico: tal es el caso de la casa llena de cosas maravillosas y de una "ternura que trascendía de los seres y muros y objetos", mundo sereno, sin temor ni pena, imagen del paraíso; o de las golondrinas, encarnación del "júbilo del viaje" y la "sed de caminos".
Crónica de la ciudad y sus avances, este apartado constituye un aporte a la representación del rostro de Barranquilla en que se han empeñado autores como José Félix Fuenmayor, Amira de la Rosa, Álvaro Cepeda, Gabriel García Márquez, Marvel Moreno, Fanny Buitrago, Álvaro Medina, Jaime Manrique, Julio Olaciregui y Ramón Illán Bacca.
RETORNOS
Memoria de viajes, autobiografía lírica, descripción imaginativa del paisaje caribeño de la ciudad, este apartado reúne textos que persiguen la posesión por la palabra de la naturaleza de la ciudad nativa una Barranquilla bucólica con su aire transparente y la irreverencia de sus brisas cíclicas así como de ciertas experiencias vitales que, con un ritmo similar al de la naturaleza, retornan periódicamente y operan como talismanes frente al dolor.
CONCLUSIONES
No fue Meira Delmar la poetisa soberbia y desdeñosa, egoísta y narcisista que se aísla en la torre de marfil., lejos del mundo y sus vivencias. Sin irse al extremo del compromiso con un catecismo político o religioso, la poeta ha ejercido sus deberes de ciudadana en las áreas más afines a su trabajo: el orbe verbal, el universo de los libros y de la biblioteca, el ámbito de las artes, la patria de la palabra, pequeña, pero portentosa. De ahí surgieron estos textos en prosa que fue acumulando a lo largo de su vida pública desde 1944, en su mayoría emotivas epifanías que buscan la iluminación del espíritu, el despertar de los sentidos, la comunicación con el universo, la devoción espiritual por la belleza, el testimonio de una generación y sus búsquedas.
Estas prosas constituyen un testimonio múltiple: el de la formación en gran medida solitaria de una poeta a quien le tocó abrirse camino por sus propios medios en un medio cultural en el que las oportunidades para el crecimiento intelectual de la mujer estaban muy limitadas, como que le era imposible asistir a las tertulias de sus compañeros de viaje en la vocación (Ramón Vinyes, Vidal Echeverría, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Álvaro Cepeda y Gabriel García Márquez), cuyos sitios de reunión eran los bares y cafés y burdeles de la incipiente ciudad; la travesía, ante todo espiritual, de una mujer que se dedicó de manera completa y generosa a la poesía, renunciando a cuanto no fuese ella misma; y el registro de gran parte del acontecer poético y plástico de su ciudad a mediados del siglo XX, desde la perspectiva de una mujer que ha encarnado en Barranquilla, urbe comercial e industrial con propensiones al pragmatismo político y económico, la poesía, el acercamiento lúdico y desinteresado a la realidad
Escribió Tolstoi que el arte comienza cuando una persona expresa un sentimiento a través de ciertas indicaciones externas “con el objeto de unir a otro u otros en el mismo sentimiento”. Ha escrito Raymond Williams que el significado de la palabra comunicación puede resumirse como la “transmisión de ideas, informaciones y actitudes de una persona hacia otra”. Partiendo de cuanto tiene la literatura de comunicación, que es mucho, bien saben los formalistas que es mucho, y recordando a Brecht cuando decía que los sentimientos se piensan, nace una visión de la literatura como actividad destinada a unir a las personas en actitudes comunes, siendo la actitud un sentimiento pensado y siendo, en el caso de cierta literatura, la representación el modo particular de pensar los sentimientos …en esa búsqueda ha estado toda su vida meira del mar...intentando que la forma poetica,sea apenas un instrumento para el dialogo abierto con el mundo..Las palabras no podrán ser jamás una trampa, para incomunicarnos de por vida!
La escritura que tiende a la revolución, la que se escribió, la que se escribirá, no está hecha, está siempre por hacer y su estructura, sus temas, su práctica de la autoría, habrán de ajustarse a cada momento, no podrán fijarse. Pero sí cabe hablar hoy de una poética de astucia e indigencia, rebeldía y dignidad, y diremos ahora qué son astucia e indigencia, rebeldía y dignidad.
Es indigencia escribir por ejemplo, como así en este artículo, “muchos juzgamos”, es indigencia saber que muchos no habrán reparado en ello y algunos y, probablemente, algunas, sí. Es indigencia no tener una lengua capaz de condensar el “muchos y muchas de nosotros y de nosotras”, indigencia no tener una realidad en donde el género gramatical sea sólo un instrumento de economía lingüística y no articule el silenciamiento o el desdén. Es, en otro orden de cosas, indigencia no heredar tradición alguna a no ser en conflicto, a no ser con violencia y sin dejar a un lado, como tanto se ha querido, la sospecha; indigencia no poder descansar en lo que aprendimos –pero quién nos enseñó, pero con qué ojos- a ver como admirable.
Es astucia lo contrario de la franqueza, no escribir como si se hubiera ganado la batalla porque no se ha ganado. Acaso algunos escritores... creyeron que podían empezar desde el principio, que podían ser francos, pero no podían; por eso hoy, aun cuando nos conmueve su franqueza hasta el dolor, decimos: hay que seguir adelante, no era tiempo de pararse todavía, no bastaba entonces y menos basta hoy con hablar como si no existiera el discurso dominante pues existe, domina, y cerrar los ojos sólo nos hace más débiles. Finge el astuto guerrero no socorrer a la ciudad amiga que está sitiada y atacar en cambio la capital de enemigo, finge y logra así deshacer el cerco de la ciudad y sorprender al enemigo en el camino cuando éste regresa para proteger su capital, logra con procedimientos engañosos el guerrero más débil triunfar en la batalla pero sabe, no obstante, que si su argucia fuera descubierta no renunciaría, que defendería a la ciudad amiga aun en las circunstancias menos ventajosas, y jura que cuando adoptar las maneras del enemigo implique servirle, entonces ha de rechazar esas maneras. Pues la astucia termina en el instante en que comienza la traición.
De la dignidad supimos que no es nunca individual, la dignidad del hombre más solo de la tierra es colectiva, la dignidad de aquel que dice “no” y nadie le oye, y su “no” jamás será contado es colectiva, existe porque ese “no” es con otros, para otros que en él se apoyan. La rebeldía pertenece a la historia y hoy rehúsa pactar con la injusticia de la explotación, convenir en la tristeza del esclavo, celebrar la mezquindad del dueño. El texto literario no termina en sí mismo, es por su naturaleza un universo abierto, es un hecho extensivo; como se proyecta la luz, como se propaga por el solo hecho de existir y no es posible detener una ola del mar sin perder la ola y no es posible que una onda esté quieta, así ocurre que no es posible cercenar de cada texto literario el viento, el haz, el foco que en la lectura se constituye y del que somos parte. Y hay un viento distinto del que procede de el fondo de la sociedad actual, un foco sin filtros, un haz incontenible de claridad y de rabia…
He aquí uno de los poemas que mas me conmueven de MEIRA DEL MAR, por la profundidad insondable de su universo infinito, por las incertidumbres abiertas, a una voraz noche sin estrellas, por el viento que aúlla a lo lejos... y nos trae voces misteriosas e indescifrables...el desafio a la muerte,con la certeza, de que nos vamos del mundo, igual a como vinimos...con nuestro único ropaje, la piel que ostenta, las marcas y heridas, de nuestra descomunal lucha, con el minotauro,que nos acecha,y nos hace trampas, para que no encontremos la salida del laberinto….’He de llevar lo que al nacer me traje’..
Y luego nos ratifica el carácter único y singular de su poesía...”ninguna voz repetirá la mía”…única por que somos diferentes en medio de la diversidad, sin olvidar que todos hacemos parte del genero humano…no volverán mis ojos renacidos”…imposible regresar después de la partida hacia la muerte física, allí no es posible superar la trampa de la muerte, abismo fatal, que solo es dable remontar y burlar a condición de que nuestra obra literaria trascienda a la posteridad…Entonces la gran duda que nos asalta, cuando estamos próximos a cerrar nuestro ciclo vital de vida, no es fácil que otras manos, otros labios, otras gargantas, hablen griten y resuenen con el acento especial de nuestro canto….que difícil, que otras manos, aunque solo de pasada, quieran tomar ,la llama que portábamos, y que alumbraba en el confín de los caminos, sacudida por todas las tempestades, azotada por todos los vientos, sostenida aun en el frio glacial de la noche de las incomprensiones y los egoísmo típicamente humanos..
Huésped sin sombra
(Del libro Reencuentro)
Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje
He de llevar lo que al nacer me traje:
El rostro en paz y el corazón en guerra.
Ninguna voz repetirá la mía
De nostálgico ardor y fiel asombro.
La voz estremecida con que nombro
El mar, la rosa, la melancolía.
No volverán mis ojos renacidos
De la noche a la vida siempre ilesa,
A beber como un vino la belleza
De los mágicos cielos encendidos.
Esta sangre sedienta de hermosura
Por otras venas no será cobrada.
No habrá manos que tomen, de pasada,
La viva antorcha que en mis manos dura.
Ni frente que mi sueño mutilado
Recoja y cumpla victoriosamente.
Conjuga mi existir tiempo presente
Sin futuro después de su pasado.
Término de mí misma, me rodeo
Con el anillo cegador del canto.
Vana marea de pasión y llanto
En mí naufraga cuanto miro y creo.
A nadie doy mi soledad. Conmigo
Vuelve a la orilla del pavor, ignota.
Mido en silencio la final derrota.
Tiemblo del día. Pero no lo digo.
AUTOR.CESAR MOLINA CONSUEGRA.
GENERO ENSAYO.
HOMENAJE POSTUMO DESDE EL CARIBE PARA EL MUNDO..
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