justo cuando iva a saltar la paredilla
escucho a sus espaldas la voz
que le grito,
nunca podrás saltar sobre el circulo del mar!!..
y sintió el temblor de carnes en su cuerpo
un cerrarse brusco de las alas
un desvanecimiento súbito del aliento
que yerto paralizo sus piernas y sus brazos
el mundo giro en círculos
como una bandada de palomas
que se precita al vacio..
y decidió entonces
ser solo hierba que crece en el camino
y árbol centenario que afinca
sus raíces en un territorio
que espera el aire que pasa
y ansia la lluvia que moje sus raíces
y sus hojas calcinadas por el sol..
negada a los caminos de la vida
áspera aurora temblaba
en la noche indecisa de su aliento contenido,
y en jirones tórridos de rutas clausuradas
vago su miraje, alumbrado apenas
por el efímero resplandor de un rayo.
Hacia el final del camino
una muerte desnuda
con parpados cerrados
miraba la ciudad en ruinas
que ardía imperturbable
en fumarolas..
Nunca supo del resplandor
primero de las betas en las minas
la luz que resplandece
en el fondo del vacio
el halito liberto de una pupila
que centellea en la luz del día..
y ese primer paso
negado en su primera búsqueda
cerro al vacio, el poder de sus alas
para desafiar el cielo
que límpido oculta
ínclita fuerza de un huracán
de apuestas y de retos,
la ciclópea fuerza que impele
y que nos lanza, al borde del ojo del huracán
y nos moja en el monzón torrencial
de agrestes lluvias
que lavan las carnes,
y renuevan el aliento, justo
en el punto en que crecemos
como frondoso bosque
al borde de el torrente
de aguas desbocadas del gran rio.
NO PUDO LLEGAR JAMAS
al intimo lugar de los secretos
al incognito barranco
de las cábalas y los desafíos
y desde el fondo de su cuerpo
hierba y árbol, y aire que cruza
solo presentía el nudo infinito
del vacio girando como una utopía cercenada.
Rehén de una noche sin estrellas
apuro hasta el fondo
las desdichas
con la avidez resuelta de un suicida,
y en el laberinto de su espera
se acostó para siempre
en la eternidad de la nada
en el abismo de silencios
en el temblor de hojas y frutos
en el raizal lado de la piedra
y el circulo del mar infinito
vago siempre en el terrible horizonte
de sus desgracias,
en la única e irrepetible epopeya
de la renuncia al mundo
no sintió jamás la espuma del mar
que nos reconcilie con el huevo primitivo,
la odisea descomunal de nuestros viajes
la Ítaca de nuestras búsquedas y espejismos
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