Me niego a considerar un solo instante la hipótesis de que la inocencia pueda verse obligada a vivir como un jorobado. Además, nosotros no podemos afirmar la inocencia de nadie, y sin embargo podemos afirmar con certeza la culpabilidad de todos. Todo hombre es testigo del crimen de todos los demás, ésa es mi fe y mi esperanza.
Créame, las religiones se equivocan a partir del momento en que hacen moral y fulminan con mandamientos. No se necesita a Dios para crear culpables y castigar. Nuestros semejantes bastan, ayudados por nosotros mismos. Usted ha hablado del Juicio Final. Permítame que me ría respetuosamente. Le estaba esperando a pie firme: he conocido algo mucho peor, que es el juicio de los hombres. Para ellos no hay circunstancias atenuantes, incluso las buenas intenciones son imputadas al crimen.
Albert Camus [La caída
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