CARMEN ANTON CUENTA LA REPUBLICA ESPAñOLA,LA GUERRA CIVIL Y EL EXILIO.POR HECTOR LOAIZA.

Literatura04 08 2009Carmen Antón cuenta la República Española, la guerra civil y el exilio, por Héctor Loaiza
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Carmen Bernand termina su prefacio con esta frase: “Viví 25 años en la calle Lafinur y, más tarde, regresé allí frecuentemente. Conocí a varios de sus amigos que ella cita en sus memorias y escuché sin nunca aburrirme las discusiones de los Republicanos (refugiados en Buenos Aires) que se reunían todos los domingos y que mi hermana y yo llamábamos los ‘nocturnos’…”

Visto al pasar es una obra que la autora ha querido dejar a la posteridad. Narra su compromiso, desde su juventud, con el gobierno legal de la República Española en los años treinta. Es un testimonio histórico, una exaltación de la amistad y la solidaridad entre los seres y la vida en grupo. Puede, tal vez, explicarse por el hecho de que Carmen Antón haya sido hija única y recibido una educación relativamente libre para la época. Es curiosa de todo. En sus relaciones con los hombres que fueron francas, de igual a igual, sorprendentes en ese tiempo viniendo de una chica educada en colegios religiosos.

Desde 1933, el grupo de amigos se forma en la Facultad de Medicina en Madrid. La autora adhiere también a la Federación Universitaria Escolar (FUE), en la cual practica deporte y se ocupa de actividades culturales. Dos años después, esos amigos formarán parte del grupo teatral La Barraca, animado por el poeta Federico García Lorca. Está viva la figura inolvidable del bardo, alentando una cultura destinada al pueblo. Evoca la representación del auto sacramental La vida es un sueño de Calderón de la Barca y la irradiación personal de García Lorca:

“La presencia de Federico en una sala llena de personalidades ilustres, irradiaba la magia de su persona, magia inexplicable pero real que cautivaba a todos, sin importar sexo o edad. Un teatro nuevo, como nunca había presenciado me dejó tan impresionada que quedé como una estatua. Los cuatro elementos Tierra, Agua, Fuego y Aire movían una rueda lentamente y a la par recitando de una manera natural pero perfecta. Todavía no podía adivinar que las siguientes representaciones las iba a ver desde "adentro". Hubiera querido ya formar parte de ellos y le pedí a Pardo que me consiguiera poder entrar en La Barraca. Prometió hacerlo y así lo hizo más tarde…”

El libro es un testimonio de las dificultades de la entonces naciente democracia, para dar paso, a uno de los acontecimientos más cruciales no sólo de la historia hispánica sino de la universal: la guerra civil. Al desencadenarse los combates entre Republicanos legalistas y fuerzas franquistas, el grupo de amigos de Carmen Antón se dispersa.

Con realismo y perspicacia, la autora describe escenas de la guerra civil: “… Las bombas destrozaban Madrid, pero el espíritu madrileño lograba vencer el miedo y a pesar de las bombas llenaban las calles, los cafés, no todos bajaban al metro cuando sonaba la alarma, ¡Que se han creído esos chulos! La Gran Vía era la más concurrida, y en las carteleras de los Teatros, se iluminaban con los nombres de Angelillo, los Chavalillos Sevillanos que serían con el tiempo Rosario y Antonio, la Macarrona, la Malena, Maria Antinea. En los cines, las preferidas eran las rusas. Chapaiev, los Marinos de Cronstandt...”

Muchos de sus amigos parten al frente, en el cual algunos desaparecieron y otros se pusieron al servicio del Gobierno Republicano en Madrid que resiste a las tropas falangistas. Después, esas relaciones de amistad continúan en las emigraciones a Valencia y luego a Barcelona —donde se retira el Gobierno Republicano—, acompañados de niños separados de sus padres, escapando a los bombardeos masivos de las ciudades. Algunos de sus amigos volverán a encontrarse en el exilio en París y más tarde en las urbes latinoamericanas, Buenos Aires, Ciudad de México, Santiago de Chile…

Hay que destacar que Carmen Antón no adhirió a ningún partido político, pero fue fiel a la FUE y al Gobierno Republicano. Enviada a la Exposición Universal de París para hacerse cargo de la librería de la República Española, llegó a conversar con Pablo Picasso que estaba dando los últimos retoques a su lienzo, Guernica. Se encontrará también con intelectuales europeos y latinoamericanos en el Ier Congreso de Intelectuales Antifascistas. Conocerá al pintor Gori Muñoz con quien se casará en el verano de 1938, en Barcelona.

Sorprende la vivacidad y la precisión de sus recuerdos, el estilo alegre y lleno de coraje, como si su condición femenina le permitiera hacer la alquimia de la vida cotidiana con la historia. Dotada de una memoria prodigiosa, describe las plantas, las flores, los nombres de las calles y su animación, los perfumes familiares de la cocina, del café, su gusto por los pasteles, porque su único lujo es ser golosa. Esta intención de reproducir lo cotidiano, mediante la descripción de sus sensaciones corresponde a su necesidad de detener el paso del tiempo.

Pero entre las vicisitudes y las privaciones de la guerra, está también su encuentro perdurable con Antonio Machado y sus evocaciones conjuntas de Federico García Lorca: “Un recuerdo imborrable de esos días fue la visita que hicimos, poetas y actores a D. Antonio Machado que vivía con su madre, su hermano y sus sobrinas en Rocafort, pequeño pueblo en las cercanías de Valencia. Nos impresionó su sencillez, su dignidad y su maravilloso optimismo, pese a su fatigada salud. Sufría por todo lo que su inmensa bondad no podía perdonar, toda esa juventud malograda, decía, Federico, con su alma de niño, que crueldad, y se veían brillar sus ojos en los que casi apuntaba el llanto. Pero al mismo tiempo, veía la guerra como una gesta de libertad y parecía preocupado por su hermano Manuel, “quizás corre también peligro”, pues pese a las diferencias lo quería mucho. Hablamos de Federico, de cuanto lo admiraba y como él, Antonio Machado, fue el único poeta contemporáneo que se representó en La Barraca. Recordamos La tierra de Alvar Gonzalez que Federico recitaba a un costado de la escena. Se emocionó y nos ofreció un licor de malvasía que le habían regalado y brindamos por la victoria…”

Impulsada por sus ansias de libertad, Carmen Antón sobrevive codeándose con la adversidad, superando la tristeza de haber perdido a sus amigos y asumiendo el exilio como si correspondiera a una calidad intrínseca de su personalidad. Con la lana recuperada en los basurales de Perpiñán, tejerá y bordará las ropitas para su primogénita, Carmen, nacida en París, en setiembre de 1939. Nos ofrece páginas conmovedoras al describir la maternidad:

“… Todas las ideas negras que me habían rondado se fueron ante la realidad de ver surgir, entre tantas miserias, un bultito de carne morena, con ojos que querían abrirse al mundo aunque sólo se pudiera esperar lo que dijo Churchill: "sangre, sudor y lágrimas". Pero un niño es también una esperanza, un manojo de energía, una fuente de amor y eso sentí yo aquella noche. Pensé en mi madre, quién sabe lo que estaría pasando, pero ¿cómo escribirle y comprometerla? Buscaría la manera de hacerlo, ya encontraría la fórmula. A pesar de todo, estaría encantada de saber que yo estaba a salvo y con una hija. Gori vino a la mañana aturdido y sin saber qué decir o hacer, algo muy común en los hombres, sobre todo en los de mi generación. Las mujeres vamos poco a poco sintiéndonos florecer por dentro y al sufrimiento del parto le sucede algo mágico; la creación de un nuevo ser. Ninguna obra de arte puede compararse; es un momento único, maravilloso, apenas la fusión de una milésima de tiempo y el milagro se produce…”

Carmen Antón, Gori Muñoz y su primogénita de pocos meses se embarcan en el buque Massilia con destino al Nuevo Mundo, gracias a la intervención del poeta chileno Pablo Neruda quien “… logró que unos treinta intelectuales —escribe la autora— pudiéramos ser admitidos en la nómina de pasajeros en tránsito a Chile. Al llegar a Buenos Aires, nos trasladarían en ferrocarril hasta Santiago, en donde nos darían permiso de residencia…”

La habilidad manual que hemos mencionado más arriba, le permitirá a Carmen Antón abrir más tarde una tienda de moda infantil, célebre en Palermo, en Buenos Aires, su patria de exilio.

Visto al pasar es una obra que merece ser leída no sólo por las nuevas generaciones españolas o argentinas, sino por todos. Carmen Antón nos transmite, con una visión muy personal, el relato de la guerra civil española, antesala de la gran hecatombe que cambiará el mundo, la segunda guerra mundial.





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ACERCA DEL AUTOR


BIO: Carmen Antón (Madrid, 1916 – Buenos Aires, 2008). En 1933, ingresa en la Facultad de Medicina de San Carlos de Madrid. Empieza a hacer teatro en 1935 con el grupo La Barraca de Federico García Lorca. Participa en el II Congreso de Escritores antifascistas en 1937. Se casa al año siguiente con el pintor Gori Muñoz en Barcelona. Carmen Antón y su esposo se refugian en Francia y llegan a París donde nace su primogénita, Carmen, en 1939. En el mismo año, se embarcan en el barco Massilia con destino a Chile. En 1943, se instalan en Buenos Aires, nacimiento de su segunda hija, Antonia. Entre 1992 y 1999, escribe sus memorias. En 2002, se publica “Visto al pasar”, por Editios do Castro de La Coruña. En 2009, sale la versión francesa “Chemin Faisant”, L’Harmattan, París.








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